domingo, 26 de noviembre de 2017

5.1.Las grandes potencias en la segunda mitad del siglo XIX

Nota: 10
Muy bien

Liberalismo y autoritarismo en Europa

En la segunda mitad del siglo XIX la situación política de los Estados europeos era muy diversa.

Los países con sistemas políticos autoritarios, como Alemania y el Imperio austro-húngaro, presentaban algunas características comunes:
·                   Eran regidos por monarquías en las que el rey concentraba casi todos los poderes.
·                   Contaban con parlamentos, pero estos no podían oponerse a las decisiones del monarca o del Gobierno.
·                   El Ejército tenía mucho peso en la vida del país.
·                   Había una gran diversidad étnica y cultural.
·                   La población carecía de la mayoría de los derechos.

Los países con regímenes liberales, como el Reino Unido o Francia, fueron consolidando su sistema político:
·                   La división de poderes se fue afianzando, de forma que los parlamentos controlaban a los Gobiernos.
·                   Se reconocieron nuevos derechos, como la libertad de expresión y de asociación.
·                   Se amplió el derecho al sufragio hasta que se implantó el sufragio universal masculino.
·                   Los partidos socialistas empezaron a tener representantes en los Parlamentos porque los obreros podían votar.



La autocracia rusa

El extensísimo Imperio ruso estaba gobernado por una autocracia, en la que el zar concentraba todos los poderes (promulgaba las leyes,elegía a los miembros del Gobierno, dirigía el Ejército… ) y era la máxima autoridad religiosa. Su poder no tenía ninguna limitación y cualquier intento de oposición era reprimido con gran dureza.

La nobleza monopolizaba los altos cargos del Ejército y de la Administración, era dueña de extensas tierras y tenía numerosos siervos. Aunque en 1861 el zar Alejandro II decretó la emancipación de los siervos, es decir, su libertad personal, su situación económica no mejoró.

En el Imperio había una gran diversidad étnica (rusos, ucranianos, armenios, turcos, etc.). La política zarista respecto a estos pueblos fue la rusificación o imposición de la lengua y la cultura rusas.



 Estados Unidos, el nacimiento de una nueva potencia

En la primera mitad del siglo XIX en Estados Unidos se produjo una gran expansión territorial que hizo que el país se extendiera desde el océano Atlántico hasta el océano Pacífico. Los nuevos territorios fueron colonizados por pobladores blancos (conquista del Oeste) que se enfrentaron a las tribus indias que habitaban en estas tierras. Los escasos indios supervivientes fueron internados en reservas.

Había importantes diferencias entre los Estados del norte y los del sur. Los Estados del sur eran esclavistas, porque los esclavos eran la principal mano de obra de sus explotaciones agrícolas, mientras que los Estados del norte habían abolido la esclavitud. En 1860 fue elegido presidente Abraham Lincoln, decidido antiesclavista. Once Estados del sur se separaron y crearon una Confederación. El Congreso les declaró en rebeldía y así comenzó la guerra de Secesión (1861-1865) que enfrentó al norte y al sur. La contienda terminó con el triunfo de los Estados del norte y la esclavitud fue abolida.

Tras la guerra, la población negra obtuvo derechos políticos, pero cuando el ejército del norte se retiró, los Gobiernos sureños aplicaron una dura política de segregación racial.




El Japón Meiji

Entre 1867 y 1914 Japón dejó de ser un país feudal con una economía agraria y se convirtió en un país industrializado y occidentalizado.

En 1867, el emperador recuperó el poder que desde hacía siglos estaba en manos de los señores feudales. Se inició así la era Meiji, en la que Japón se occidentalizó en todos los ámbitos: económico, social, cultural, etc. También puso fin al tradicional aislamiento internacional y llegó a acuerdos comerciales con varios países europeos y Estados Unidos.   

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