Nota: 9
3.Los
conflictos europeos por la hegemonía.
En
la segunda mitad del siglo XIX, las potencias europeas, en pleno
desarrollo industrial, dominaban el mundo a través de extensos
imperios coloniales. El frágil equilibrio de poderes que existía
dentro del Viejo Continente estaba amenazado por la rivalidad
política y la competencia económica de los grandes Estados.
Francia, Reino Unido y, en menor medida, Alemania, mantenían
regímenes políticos liberales que caminaban hacia la democracia.
Mientras tanto, los extensos territorios de los imperios centrales y
orientales, el austro-húngaro, el ruso y el turco, sobrevivían
debilitados por graves conflictos y divisiones internas.
- 3.1. Las primeras democracias: Reino Unido y Francia.
En
los países europeos occidentales
se produjo un lento y desigual proceso de transición desde
los regímenes políticos liberales moderados hacia los sistemas de
representación democrática. Ese cambio fue el resultado de las
profundas transformaciones económicas y los cambios sociales y
culturales de la época (crecimiento de los Estados nacionales,
desarrollo de la urbanización, extensión de la educación, etc). Y
también de las luchas sociales y políticas de los nuevos
movimientos, partidos y sindicatos, que reclamaban la ampliación de
los derechos políticos.
Las
minorías dirigentes empezaron a percibir que, ante el desarrollo de
la sociedad de masas, no podían gobernar al margen de la ciudadanía.
-Reino
Unido.
En el Reino Unido, la historia del siglo XIX está marcada por el largo
período en el trono de la reina Victoria (1837-1901).
La
era victoriana fue la edad de oro de la expansión colonial y la
modernización económica. Y también la época del desarrollo de la
democracia liberal en un contexto de estabilidad política libre de
las oleadas revolucionarias que sacudieron el continente europeo. La
monarquía y el régimen parlamentario se convirtieron en los dos
pilares del Estado británico. En el Parlamento, la Cámara de los
Comunes, dominada por la burguesía comercial e industrial, fue
ganando protagonismo frente a la aristocracia representada en la
Cámara de los Lores. Los debates políticos enfrentaban a los dos
grandes partidos que se alternaban en el Gobierno: los conservadores
(tories) y los liberales (whigs).
El
proceso de ampliación del sufragio masculino comenzó con las
reformas políticas de 1832. El derecho al voto aumentó a un millón
de ciudadanos en 1867 gracias a las leyes aprobadas por el Gobierno
conservador de Disraeli. Durante los Gobiernos liberales posteriores
de Gladstone se impulsaron algunas reformas, como el voto secreto, la
libertad confesional, la extensión de la enseñanza primaria, el
reconocimiento de los sindicatos o las primeras leyes de protección
social. Y en 1884 una nueva reforma electoral amplió a 5 millones el
número de electores.
El
sufragio universal (1881), de Alfred Bramtot. En este caso, el
sufragio es masculino.
Evolución
del electorado británico 1831-1868.
-Francia.
La
historia política de Francia en la segunda mitad del siglo XIX fue
mucho más convulsa que la británica. En los primeros años del
Segundo Imperio, Napoleón III dirigió una política exterior
expansionista, que consolidó a Francia como una gran potencia
colonial. Y en el interior ejerció el poder de un modo muy
autoritario, invocando su legitimidad popular para perseguir
cualquier tipo de disidencia (bonapartismo). Pero en la década de
1860, el crecimiento de la oposición política y la presión del
movimiento obrero obligaron al emperador a adoptar reformas
legislativas, educativas y sociales en una dirección liberalizadora.
En
1870, Napoleón III declaró la guerra a Prusia, un error que
acabaría con su imperio. La derrota completa del ejército francés
en la batalla de Sedán abrió el camino a la proclamación de la
república. Y la presencia de las tropas prusianas en las puertas de
la capital, en 1871, desató una revolución popular democrática y
socialista conocida como la Comuna de París. Una experiencia de
gobierno local de los trabajadores que, después de varios meses,
terminó en medio de una durísima y sangrienta represión, con miles
de muertos y detenidos.
En
1875 se aprobó la Constitución de la III República francesa, que
concedía el sufragio universal masculino. A lo largo de la década
siguiente, el régimen republicano se consolidó con medidas
legislativas, como la enseñanza primaria pública, gratuita y
obligatoria, de carácter laico, la ley del divorcio y la ampliación
de los derechos políticos y sindicales. El papel de Jules Ferry como
ministro de Instrucción Pública (1879) y jefe de Gobierno después
fue determinante en esas reformas. En los últimos años del siglo,
mientras en el exterior continuaba la expansión imperialista, los
Gobiernos de izquierda profundizaban el proceso de democratización
con una amplia legislación social (jornada laboral de ocho horas,
ley de pensiones, leyes de seguridad y accidentes de trabajo).
Napoleón
III (emperador de Francia entre 1852 y 1870), de Franz Xaver
winterhalter.
- 3.2. El II Reich. La Alemania bismarckiana.
El
imperio alemán construido a partir de 1871 era un Estado federal con
una monarquía constitucional. Pero Prusia estaba muy por encima del
resto de los territorios y la nobleza terrateniente conservadora (los
junkers) mantenía un notable predominio político y social. El
gobierno del káiser Guillermo I (1871-1888) y de su canciller
Bismarck mantuvo siempre un marcado acento autoritario. El
Parlamento, formado por una cámara alta federal (Bundesrat), Falta una línea no
podía controlar al Gobierno. El canciller solo era responsable ante
el emperador, dotado de poderes excepcionales.
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