Nota: 5
En la
segunda mitad del siglo XIX, algunas potencias europeas, y poco
después Japón y Estados Unidos, pasaron a dominar extensos
territorios del planeta dando lugar al imperialismo moderno, por el
que grandes imperios ultramarinos sustituyeron a los que habían
surgido a partir del siglo XV. Las explicaciones sobre las causas de
este proceso son diversas, y varían según la óptica de los
autores.
1.1. Las causas
económicas
Para autores
socialistas, como Rudolf Hilferding, Rosa Luxemburgo o Lenin, las
principales motivaciones de la expansión imperialista eran de índole
economista. Según esta línea argumental, el imperialismo sería la
consecuencia lógica del capitalismo en su voraz búsqueda de
materias primas y fuentes de energía así como de mercados para los
excedentes de producción y capital:
- Búsqueda de materias primas y fuentes de energía. La Segunda Revolución Industrial multiplicó las necesidades de las grandes potencias en tal sentido, por lo que la búsqueda de fuentes de abastecimiento se convirtió en una cuestión crucial para el mantenimiento de de la actividad industrial.
- Busqueda de mercados. La crisis económica de 1873 provocó un giro hacia el proteccionismo económico. Este hecho coincidió con la aparición de nuevos países competidores, lo que hizo precisa la búsqueda de nuevos mercados en los que distribuir la producción.
La excesiva
competencia en el mercado interior dificultaba la obtención de
beneficios y, por ello, las colonias fueron vistas como una
oportunidad para invertir. La construcción de infraestructuras
asociada a la expansión colonial fue una oportunidad idóneas para
rentabilizar esas inversiones.
1.2. Las
causas demógraficas
A lo largo del siglo
XIX el continente europeo había experimentado un sostenido
crecimiento de población como consecuencia de los cambios sociales y
económicos registrados desde finales del siglo XVII debido al
desarrollo de la sociedad industrial y a una progresiva mejora de las
condiciones de vida.
La posibilidad de
disponer territorios hacia los que poder dirigir los excedentes de
población resultó clave en la expansión imperial europea y terminó
provocando la emigración de millones de europeos a territorios
ultramarinos en busca de oportunidades. En ocasiones, fueron estos
colonos los que demandaron apoyo de sus gobiernos para ocupar y
colonizar territorios.
La contrucción de
vías férreas en las zonas colonizadas se convirtió en una
prioridad para acceder a los recursos, al tiempo que ofrecía nuevas
oportunidades de inversión a los capitales europeos.
1.3. Las
causas políticas
La posesión de extensos dominios se identificaba como
un motivo de prestigio nacional, por los que muchos gobiernos se
lanzaron a políticas imperiales. Junto a ello, la rivalidad
territorial entre potencias llevó a que se ocupasen tierras para que
ocupasen tierras para evitar la expansión del rival:
- Francia. Tras la derrota en la Guerra franco-prusiana (1870-1871), el dominio colonial fue una fórmula para recuperar el prestigio perdido, hecho que explica la intensificación de la expansión imperialista durante la Tercera República.
- Alemania. El nuevo Estado se convirtió en una gran potencia mundial que consideraba la expansión una consecuencia lógica de su estatus internacional.
- Reino Unido. La necesidad de poseer enclaves de apoyo a la marina y el comercio jugó un importante papel en el caso del imperialismo británico.
1.4. Las
causas ideológicas
El
nacionalismo propio de la época fundamentada el progreso de un país
en su extensión territorial. Asimismo, se justificaba la expansión
imperialista por la creencia en la misión civilizadora de la raza
blanca, e considerarla superior al resto y con el cometido de llevar
la civilización a los pueblos indígenas.
Su
justificación procedía de dos fuentes: la teoría del progreso y el
darwinismo social, según el cual la civilización occidental estaría
en la cúspide del desarrollo evolutivo de la humanidad. Este punto
de vista desembocó en un marcado racismo. Fue el caso de algunas
narraciones de Rudyard Kipling, que transmiten la idea del destino de
Gran Bretaña de llevar su civilización a los pueblos salvajes.
En
relación con ello , el deseo de descubrir y cristianizar nuevos
territorios llevó a emprender numerosas expediciones realizadas por
exploradores y misioneros. Fue el caso de las de Caillié,
Livingstone o Stanley en África, que se adentraron en territorios
desconocidos hasta ese momento. En Asia, las teorías sobre la
supremacía racial encontraron su refeljo en el imperialismo japonés.
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