martes, 19 de junio de 2018

1.4.

Falta el título
Más de diez faltas de ortografía y errores de transcripción
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El movimiento revolucionario de 1848 fue un fenómeno de dimensiones europeas, aunque de nuevo fue en Francia donde saltó la chispa. Fue el final del ciclo revolucionario abierto en 1815 contra la hegemonía de las monarquías absolutistas. Lo ocurrido en 1848 demostró la fuerza de las identidades nacionalistas. Y también los límites del liberalismo político, dividido entre las constituciones moderadas apoyadas por la alta burguesía (sufragio censitario y derechos ciudadanos controlados) y la presión popular en sabor de la democracia (sufragio universal y reformas sociales). Las clases trabajadoras empezaron a tener voz propia, cada vez crítica con el orden social capitalista.

El mal estar social generalizado que existía en toda FALTA UNA PALABRA en 1848 estaba motivado, en parte, por la crisis de su subsistencia producida en los años anteriores. Las malas cosechas de cereales y la carestía de los alimentos de primera necesidad empeoraron las condiciones de vida de las clases populares. La crisis agraria afectó también a la industria, y fue empobreciendo a los artesanas y a los obreros.

En febrero de 1848, la medida autoritaria impuesta por el gobierno francés desencadenaron una amplía revuelta popular. Ante el malestar y las protestas sociales, el gobierno había prohibido las reuniones políticas. La guardia nacional se negó a disparar contra manifestaciones populares. La prisión de las barricadas llegó hasta el Palacio Real y provocó la huida de Luis Felipe de Orleans.

Se proclamó la segunda república y un gobierno provisional instauró el sufragio universal masculino, abolió la pena de muerte y la esclavitud y desconoció los derechos sociales de los trabajadores (reducción de jornada laboral, talleres nacionales para parados y derecho de huelga).Los motines y los enfrentamientos ocurridos unos meses más tarde pusieron de relieve la división entre las aspiraciones de las clases populares y los intereses de la burguesía que apoyó la represión del ejercito y la creación de un gobierno de orden y represor de los movimientos populares. Napoleón Bonaparte logró la presidencia de la nueva república en 1849. Dos años más tarde dio un golpe de estado y se proclamó Emperador con el nombre de Napoleón III. Era el inicio en Francia de la época del segundo imperio.

El fuego de los sucesos revolucionaron franceses se convirtió en un incendio que afectó a media Europa. En Austria las protestas y las manifestaciones populares que se adueñaron de las calles de Viena consiguieron la destitución de Metternich y la abdicación del emperador austriaco, Fernando I. Su sucesor Francisco José I, que disfrutó de un larguísimo reinado (1848-1916), se vio obligado a aceptar la abolición de la servidumbre feudal y a promulgar una constitución liberal. Pero el nuevo parlamento se negó a aceptar la reivindicaciones nacionalistas de los distintos pueblos que integraban el imperio austro-húngaro. Las tropas imperiales aplastaron los levantamientos producidos en plagas, en varias ciudades Hungría, en el norte de Italia, en Nápoles y en los Balcanes.


Revolución de 1848. Fotografía tomada durante una de las cuatro jornadas de junio que provocaron varios miles de muertos en París, entre los insurgentes y las fuerzas gubernamentales. A partir de mediados del siglo XIX, la fotografía va a convertirse en un tipo de documento fundamental para la investigación histórica.


Las revueltas populares se extendieron también por muchos Estados alemanes. Se llegó a formar el parlamento alemán Fráncfort dispuesto a aprobar una constitución unitaria de carácter liberal. Pero el rey de Prusia, Federico Guillermo, se negó a aceptar una constitución basada en el sufragio universal y disolvió el parlamento.

La mayoría de las revoluciones que se llevaron a cabo en 1848 terminaron ahogadas en sangre. Pero su fracaso no fue absoluto. En toda la Europa del este, excepto en Rusia desapareció la servidumbre del campesinado y las herencias del feudalismo.

El sistema parlamentario constitucional se impuso en la mayoría de los países del continente, completando el proceso de las revoluciones burguesas. Aunque triunfó el liberalismo moderado de base censitaria, las demandas democráticas quedaron incorporada a ideario progresista y republicano. Las protestas populares demostraron la capacidad de actuación de las masas en las calles y la fuerza creciente de una nueva clases social, el proletariado. Y la derrota del nacionalismo fue solo temporal ya que dio inicio a un largo proceso de luchas y de movilizaciones políticas.


Combates en las calles de Berlín.

El 18 de marzo de 1848 , los habitantes de Berlín ya sabían lo que había ocurrido en París y en Viena los días anteriores. Un grupo de manifestantes acudieron al Palacio Real, y el hermano del rey, el príncipe heredero Guillermo, ordenó abrir fuego contra la multitud. Eran las dos de la tarde; grupos de hombres corrían por toda la ciudad, aterrorizados y gritando que se estaba asesinando a los manifestantes ante el palacio.

Toda la ciudad se convirtió en un polvorín. En la Köningstrasse se levantaron dos barricadas, firmemente asentadas con carruajes, omnibuses, fardos de paño, maderas y otros elementos. En los tejados de las casas, hombres y mujeres, con ladrillos en las manos, esperaban a los soldados. Todo el mundo se armó como pudo: hachas, lanzas, pistolas y garrotes. Durante más de diez horas se luchó contra las tropas, que llegaron a contar con unos doce mil soldados y treinta cañones de pequeño calibre.

El rey, Federico Guillermo IV, lanzó un mensaje <<a los queridos berlineses, amados súbditos prusianos>> para que detuviesen aquel derramamiento de sangre. Sin embargo, el llamamiento no surtió efecto y los revolucionarios consiguieron desalojar a los militares de algunas calles. El rey se vio obligado a retirar el ejército. Cuando los muertos en las barricadas fueron llevados delante del Palacio Real, el rey apareció en el balcón. El pueblo le exigió que se descubriese delante de los cadáveres y él, pálido y atemorizado, así lo hizo.


Batalla entre civiles y soldados en Berlín los días 18 y 19 de marzo de 1848.







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