domingo, 17 de junio de 2018

3. Los conflictos europeos por la hegemonía.

Una falta de ortografía
Nota: 9

3.Los conflictos europeos por la hegemonía.

      En la segunda mitad del siglo XIX, las potencias europeas, en pleno desarrollo industrial, dominaban el mundo a través de extensos imperios coloniales. El frágil equilibrio de poderes que existía dentro del Viejo Continente estaba amenazado por la rivalidad política y la competencia económica de los grandes Estados. Francia, Reino Unido y, en menor medida, Alemania, mantenían regímenes políticos liberales que caminaban hacia la democracia. Mientras tanto, los extensos territorios de los imperios centrales y orientales, el austro-húngaro, el ruso y el turco, sobrevivían debilitados por graves conflictos y divisiones internas.

  • 3.1. Las primeras democracias: Reino Unido y Francia.
      En los países europeos occidentales se produjo un lento y desigual proceso de transición desde los regímenes políticos liberales moderados hacia los sistemas de representación democrática. Ese cambio fue el resultado de las profundas transformaciones económicas y los cambios sociales y culturales de la época (crecimiento de los Estados nacionales, desarrollo de la urbanización, extensión de la educación, etc). Y también de las luchas sociales y políticas de los nuevos movimientos, partidos y sindicatos, que reclamaban la ampliación de los derechos políticos.
Las minorías dirigentes empezaron a percibir que, ante el desarrollo de la sociedad de masas, no podían gobernar al margen de la ciudadanía.

    -Reino Unido.
     En el Reino Unido, la historia del siglo XIX está marcada por el largo período en el trono de la reina Victoria (1837-1901).

      La era victoriana fue la edad de oro de la expansión colonial y la modernización económica. Y también la época del desarrollo de la democracia liberal en un contexto de estabilidad política libre de las oleadas revolucionarias que sacudieron el continente europeo. La monarquía y el régimen parlamentario se convirtieron en los dos pilares del Estado británico. En el Parlamento, la Cámara de los Comunes, dominada por la burguesía comercial e industrial, fue ganando protagonismo frente a la aristocracia representada en la Cámara de los Lores. Los debates políticos enfrentaban a los dos grandes partidos que se alternaban en el Gobierno: los conservadores (tories) y los liberales (whigs).

      El proceso de ampliación del sufragio masculino comenzó con las reformas políticas de 1832. El derecho al voto aumentó a un millón de ciudadanos en 1867 gracias a las leyes aprobadas por el Gobierno conservador de Disraeli. Durante los Gobiernos liberales posteriores de Gladstone se impulsaron algunas reformas, como el voto secreto, la libertad confesional, la extensión de la enseñanza primaria, el reconocimiento de los sindicatos o las primeras leyes de protección social. Y en 1884 una nueva reforma electoral amplió a 5 millones el número de electores.





El sufragio universal (1881), de Alfred Bramtot. En este caso, el sufragio es masculino.


Evolución del electorado británico 1831-1868.




      -Francia.
     La historia política de Francia en la segunda mitad del siglo XIX fue mucho más convulsa que la británica. En los primeros años del Segundo Imperio, Napoleón III dirigió una política exterior expansionista, que consolidó a Francia como una gran potencia colonial. Y en el interior ejerció el poder de un modo muy autoritario, invocando su legitimidad popular para perseguir cualquier tipo de disidencia (bonapartismo). Pero en la década de 1860, el crecimiento de la oposición política y la presión del movimiento obrero obligaron al emperador a adoptar reformas legislativas, educativas y sociales en una dirección liberalizadora.

       En 1870, Napoleón III declaró la guerra a Prusia, un error que acabaría con su imperio. La derrota completa del ejército francés en la batalla de Sedán abrió el camino a la proclamación de la república. Y la presencia de las tropas prusianas en las puertas de la capital, en 1871, desató una revolución popular democrática y socialista conocida como la Comuna de París. Una experiencia de gobierno local de los trabajadores que, después de varios meses, terminó en medio de una durísima y sangrienta represión, con miles de muertos y detenidos.

      En 1875 se aprobó la Constitución de la III República francesa, que concedía el sufragio universal masculino. A lo largo de la década siguiente, el régimen republicano se consolidó con medidas legislativas, como la enseñanza primaria pública, gratuita y obligatoria, de carácter laico, la ley del divorcio y la ampliación de los derechos políticos y sindicales. El papel de Jules Ferry como ministro de Instrucción Pública (1879) y jefe de Gobierno después fue determinante en esas reformas. En los últimos años del siglo, mientras en el exterior continuaba la expansión imperialista, los Gobiernos de izquierda profundizaban el proceso de democratización con una amplia legislación social (jornada laboral de ocho horas, ley de pensiones, leyes de seguridad y accidentes de trabajo).






Napoleón III (emperador de Francia entre 1852 y 1870), de Franz Xaver winterhalter.


  • 3.2. El II Reich. La Alemania bismarckiana.


      El imperio alemán construido a partir de 1871 era un Estado federal con una monarquía constitucional. Pero Prusia estaba muy por encima del resto de los territorios y la nobleza terrateniente conservadora (los junkers) mantenía un notable predominio político y social. El gobierno del káiser Guillermo I (1871-1888) y de su canciller Bismarck mantuvo siempre un marcado acento autoritario. El Parlamento, formado por una cámara alta federal (Bundesrat), Falta una línea no podía controlar al Gobierno. El canciller solo era responsable ante el emperador, dotado de poderes excepcionales.


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