Nota: 8
3.1. El plan Marshall
Tras la guerra, la recuperación de Europa resultaba esencial para garantizar la contención del comunismo. Ante las dificultades para la reconstrucción, Estados Unidos intervino mediante el Plan Marshall, puesto en marcha en 1947.
Con tal nombre se conoce un programa de ayuda económica diseñado para aportar ayuda financiera, dirigir las inversiones para la reconstrucción de las infraestructuras; incorporar tecnología estadounidense para aumentar la productividad y unificar las políticas económicas para lograr estabilidad.
Con el fin de favorecer la transferencia de innovaciones tecnológicas, se diseñó el Plan de Asistencia Técnica, que fue desviando de forma gradual las ayudas hacia el gasto militar, sobre todo a partir de la Guerra de Corea y del recrudecimiento de la rivalidad con el bloque comunista.
Estados Unidos aportó miles de millones de dólares en créditos, donaciones y materiales. Los países europeos, sin divisas tras la guerra, compraron alimentos, materias primas, gasolina y maquinaria, principalmente a Estados Unidos, y dedicaron parte de los fondos a la reindustrialización, que tuvo especial éxito en Alemania Occidental.
Para administrar los créditos, en 1948, se fundó la OECE (Organización Europea de Cooperación Económica), que instauró entre los Estados europeos mecanismos de colaboración que sentaron las bases de la unión económica.
La ayuda estadounidense
EL PLAN MARSHALL
Las necesidades de Europa para los próximos tres o cuatro años en alimentos y otros productos esenciales procedentes del exterior, principalmente de América, son tas superiores a su presente capacidad de pago, que tienen que recibir una ayuda adicional sustancial o enfrentarse a un deterioro económico, social y político de carácter muy grave(...). Cualquier Gobierno que maniobre para bloquear la recuperación de otros países no puede esperar apoyo de nosotros. Es más: los Gobiernos, y particularmente aquellos políticos o grupos que traten de perpetuar la miseria humana al objeto de aprovecharse de ella políticamente o de otra manera, encontrarán la oposición de Estados Unidos.
G. MARSHALL: Discurso en la Universidad de Harvard (6 de junio de 1947)
3.2. La recuperación económica
Desde finales de la década de 1940, y pese a las diferencias en las políticas económicas de los países de Europa Occidental, todos ellos se beneficiaron de una larga época de de crecimiento. Sus principales características fueron:
- Crecimiento económico. Tras el impulso recibido por el Plan Marshell, se dispararon las cifras del producto interior bruto (PIB) de los países europeos.
- Diversificación de la economía. El sector industrial incrementó su peso en la economía gracias a las industrias de la automoción, la aviación, la petroquímica, etc., que crearon cientos de miles de puestos de trabajo. El crecimiento económico y el desarrollo de las sociedades del bienestar impulsaron el sector servicios y la creciente terciarización* de la economía.
- Cambios demográficos. Se aceleró el trasvase de población del campo a la ciudad y el proceso de emigración desde los Estados más desfavorecidos (España, Grecia o Italia) a los más dinámicos (Alemania, Francia o Suiza).
- Cambios sociales. Los más significativos fueron la incorporación masiva de las mujeres al mercado de trabajo, la consolidación de las clases medias y el desarrollo de la sociedad de consumo.
*terciarización:
Trasvase de la población activa y del peso
de las actividades económicas al sector terciario.
3.3. Hacia la unidad económica
Las dos guerras mundiales habían precipitado el declive de las viejas potencias europeas, y el continente quedó dividido por el telón de acero. La reconstrucción solo fue posible con ayuda estadounidense, mediante el Plan Marshall, que impulsó la colaboración económica.
La traumática experiencia de las dos guerras mundiales y la colaboración económica de posguerra impulsaron la voluntad de fundar una Europa unida que evitara una nueva guerra en el continente.
Los primeros pasos
En 1946, Churchill habló de crear unos "Estados Unidos de Europa", lo que desembocó en la creación, en 1949, del Consejo Europeo. Ese año se formó el Benelux, una unión aduanera entre Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
A medida que se afianzaba la recuperación económica, fueron surgiendo distintas iniciativas para fortalecer la economía de Europa. Una de las más destacadas fue la que dio origen a la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), que nació en 1952 para regular la producción de acero y carbón.
A ella se incorporaron Francia, Alemania, los Estados del Benelux e Italia: por primera vez, seis países renunciaban a parte de su soberanía en beneficio de unos intereses comunes. El objetivo político era reforzar la colaboración franco-alemana, alejar el miedo una nueva guerra y abrir la vía de la integración europea.
El proceso de relanzó en la Conferencia de Mesina de junio de 1955, que encargó a un comité presidido por el ministro belga Paul-Henry Spaak la elaboración de un informe para avanzar en la unidad europea.
El tratado de Roma
El 25 de marzo de 1957 se firmaron en Roma los tratados que sancionaban la creación de un mercado común, la Comunidad Económica Europea (CEE), y de una organización para el desarrollo de la industria nuclear, la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom). Se constituyó así una organización cuyo objetivo era avanzar en la unión de Europa sobre la base de "cuatro libertades" básicas:
- Libre circulación de personas. Las fronteras para los ciudadanos de los países miembro desaparecerían, salvo en casos de orden público y seguridad.
- Libre circulación de servicios. El ciudadano europeo podría desarrollar actividades económicas en cualquier país miembro.
- Libre circulación de mercancías. Los Gobiernos no podrían restringir la entrada y salida de mercancías y se adoptaría una tasa aduanera común.
- Libre circulación de capitales. Los pagos y los movimientos de capital quedaban liberalizados.
Reino Unido, muy ligado a sus antiguas colonias, quedó fuera de la CEE y, para no verse aislado, en 1959 impulsó la creación de la EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio) junto a Suecia, Suiza, Noruega, Dinamarca, Austria y Portugal.
Sin embargo, los resultados de esta iniciativa fueron discretos, y en 1973 solicitó la adhesión a la CEE. Ese año también entraron Irlanda y Dinamarca.
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