Nota: 7
7.1. El tercer mundo
El proceso de descolonización pronto enfrentó a los Estados con la realidad, ya que los nuevos países tuvieron que afrontar serios problemas que dificultaron tanto su consolidación como su desarrollo económico.
Además, las dificultades coincidieron con la expansión económica de Occidente, lo que acentuó más la diferencia entre el desarrollo económico de los países industrializados y antiguas colonias. Así, se fue consolidando una separación cada vez mayor entre un norte rico y un sur empobrecido.
Desde este análisis, el sociólogo francés Alfred Sauvy desarrolló una teoría sociológica por la que se empezó a hablar de un tercer mundo. El análisis establecía una comparación entre los países asistentes a la Conferencia de Bandung y el tercer Estado de la Revolución francesa.
Esta expresión, así como la de países subdesarrollados, se ha usado para referirse a la mayor parte de la población del planeta, que vive en unas condiciones muy alejadas de las de Estados Unidos, Europa Occidental o algunos países del Extremo Oriente, como Japón o Corea del Sur.
7.2 Causas de las desigualdades
Las diferencias económicas entre el primer mundo desarrollado y el conjunto de países subdesarrollados se explican por diversos factores:
- Industrialización. El proceso industrializador de los siglos XIX y XX generó la superioridad tecnológica y comercial de algunas zonas mientras otras quedaban muy alejadas de la riqueza y con profundas desigualdades sociales.
- Efectos del colonialismo. El dominio Europeo había profundizado esta división, ya que alejó de los logros técnicos y sociales a las distintas colonias. En la mentalidad colonial, los pueblos de África y de Asia eran tratados como menores de edad, incapaces de asumir responsabilidades.
- Neoimperialismo. En muchos países, las metrópolis siguieron explotando sus recursos a través de empresas multinacionales Los intereses de las antiguas metrópolis hacen que la mayoría de estos Estados no hayan podido evitar la injerencia de la metrópoli en asuntos internos, patrocinando gobiernos afines a sus intereses o promoviendo luchas que han desembocado en devastadoras guerras.
En algunos países, las cifras de pobreza son tan dramáticas que se los ha llegado a llamar "el cuarto mundo". |
Aunque las causas que originan el subdesarrollo son diversas, los países del tercer mundo comparten una serie de rasgos:
- Desigualdad económica. Mientras la mayoría de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, una minoría acapara la práctica totalidad de los recursos. La clase media es insuficiente para impulsar un crecimiento equilibrado.
- Desigualdad social. El acceso a los servicios básicos es muy precario; el analfabetismo, las enfermedades y las dificultades para acceder a los recursos son la nota dominante para la mayoría de la población. Todo ello constituye un obstáculo para impulsar un crecimiento económico capaz de reducir la desigualdad y acabar con la pobreza.
- Explosión demográfica. Pese a la alta mortandad y la baja esperanza de vida, la población crece de forma descontrolada como consecuencia de la elevada natalidad. Este hecho propicia que haya un considerable porcentaje de jóvenes sin oportunidades laborales. Además, la población se ha ido desplazando a las ciudades por el hundimiento de la agricultura tradicional, lo que agrava las condiciones de salubridad y deteriora las infraestructuras de las ciudades.
- Ausencia de democracia. Muchos de los Estados son gobernados por regímenes autoritarios o por democracias fraudulentas, con una fuerte presencia e influencia del ejército que suele ser fuente de conflictos constantes. Las administraciones públicas suelen ser ineficientes y corruptas, llegando a casos extremos de cleptocracia, en la que los recursos del país son despilfarrados por gobernantes sin escrúpulos.
- Dependencia exterior. Los países del tercer mundo suelen orientar sus economías a la producción y explotación de materias primas y productos agrícolas cuyos precios internacionales no controlan; así, su sector exterior suele estar en manos de compañías extranjeras, por lo que la mayoría de los beneficios se reparten entre estas y los Gobiernos corruptos, en muchos casos a su servicio, perpetuando así el neocolonialismo.
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