Nota: 9
2 AFIANZAMIENTO DEL RÉGIMEN Y DESARROLLISMO (1950-1973)
2 AFIANZAMIENTO DEL RÉGIMEN Y DESARROLLISMO (1950-1973)
La aceptación internacional.
La
situación internacional de España cambió con la Guerra Fría. Estados Unidos
consideró que el régimen franquista era, ante todo, anticomunista, y que, por
tanto, podría ser un aliado. Por eso, se suavizó el aislamiento español a final
de la década de los años cuarenta: se reabrió la frontera francesa y las
embajadas se instalaron nuevamente en España.
En 1953 se firmaron el Concordato con la Santa Sede y el Tratado de Amistad
Hispano-norteamericano, que permitía la instalación de bases militares de
Estados Unidos en España a cambio de ayuda económica estadounidense.
España fue admitida en distintos
organismos internacionales: en 1951 ingresó en la FAO; en 1952 en la UNESCO y
en 1955 en la ONU.
Abandono del fascismo y giro económico.
La nueva
situación internacional forzó a Franco a realizar cambios en el Gobierno. Los
falangistas perdieron influencia, y la mayoría de ministerios y altos cargos
fueron ocupados por católicos y monárquicos. FET y de las JONS pasó a llamarse Movimiento Nacional y el sistema
político se definió como una democracia
orgánica, aunque en realidad se mantuvo la dictadura.
El nuevo
ambiente político contribuyó a que se organizasen las primeras actuaciones de la oposición. En 1956 hubo disturbios en la
Universidad de Madrid y huelgas obreras en Asturias y Cataluña.
En los
años cincuenta, se inició un ligero crecimiento económico que permitió suprimir
el racionamiento. A pesar de esto, España siguió siendo uno de los países menos
desarrollados de Europa.
Al final
de la década de 1950 llegaron al Gobierno personas vinculadas al grupo católico
Opus Dei, que aplicaron criterios técnicos para desarrollar la economía
española, por lo que se los conoce como tecnócratas.
En 1959 se promulgó el plan de
estabilización, un decreto ley que recogió diversas medidas:
·
Se eliminaron las ventajas fiscales a las empresas
públicas y se redujo el gasto público.
·
Se devaluó la moneda (la peseta) para estimular
las inversiones extranjeras y el comercio.
De este modo, se abandonó la autarquía y la economía
española se aproximó al sistema capitalista.
Los cambios de los años setenta.
Entre
1960 y 1973 se produjo un notable desarrollo económico cuyos fundamentos fueron
los siguientes:
· El crecimiento de la industria y la
expansión de los servicios. Destacó el
turismo, que se convirtió en una de las principales actividades económicas
del país.
· La modernización de la agricultura gracias
a la mecanización, que permitió aumentar la producción y reducir la mano de
obra.
· Las
elevadas inversiones extranjeras,
atraídas por los bajos salarios y los reducidos impuestos.
· Las divisas (moneda extranjera)
procedentes del turismo y de los envíos de los emigrantes.
No
obstante, el crecimiento económico no afectó por igual a toda España. Para
resolver esta situación, desde 1964 se aplicaron los Planes de Desarrollo.
Su objetivo era potenciar la
producción industrial y lograr una distribución equilibrada de la renta. Sin
embargo, las actividades productivas más dinámicas se concentraron en el
litoral mediterráneo, el País Vasco y Madrid.
El
desarrollo económico contribuyó al crecimiento
de la población, posible gracias a una natalidad elevada (en torno al 20‰
en la década de 1960) y una mortalidad en descenso (en torno al 8´5%).
Las
transformaciones en el campo provocaron un intenso éxodo rural. Muchos agricultores emigraron a la ciudad para
trabajar en la industria y los servicios.
España se
convirtió así en un país urbanizado.
Pero las ciudades, que crecieron muy rápidamente, carecían de viviendas y
servicios suficientes para una población en aumento. Por ello, los barrios de chabolas en las afueras de las grandes
ciudades se multiplicaron.
La
economía española no pudo satisfacer la demanda de empleo de la creciente
población y muchas personas se vieron obligadas a emigrar a otros países, sobre todo, a Suiza, Alemania y Francia.
Los
cambios económicos y la llegada de turistas extranjeros contribuyeron a los cambios sociales del periodo:
crecimiento de la clase media, mayor incorporación de la mujer al mundo
laboral, menor influencia de la Iglesia en la vida cotidiana, etc.
En el
terreno político, se produjo un cierto
aperturismo desde 1962, propiciado por la elección de ministros con ideas
más moderadas. Se aprobaron la Ley sobre Bases de la Seguridad Social (1963) y
la Ley de Prensa e Imprenta (1966), que redujo la censura. En 1969, Franco
designó a Juan Carlos de Borbón como
su sucesor a título de rey.
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