jueves, 14 de diciembre de 2017

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Falta la sangría a numerosos párrafos
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Nota:6

AFIANZAMIENTO DEL RÉGIMEN Y DESARROLLISMO (1950-1973)

La aceptación internacional.

La situación internacional de España cambió con la Guerra Fría. Estados Unidos consideró que el régimen franquista era, ante todo, anticomunista, y que, por tanto, podría ser un aliado. Por eso, se suavizó el aislamiento español a final de la década de los años cuarenta: se reabrió la frontera francesa y las embajadas se instalaron nuevamente en España.
En 1953 se firmaron el Concordato con la Santa Sede y el Tratado de Amistad Hispano-norteamericano, que permitía la instalación de bases militares de Estados Unidos en España a cambio de ayuda económica estadounidense.
España fue admitida en distintos organismos internacionales: en 1951 ingresó en la FAO; en 1952 en la UNESCO y en 1955 en la ONU.

Abandono del fascismo y giro económico.

La nueva situación internacional forzó a Franco a realizar cambios en el Gobierno. Los falangistas perdieron influencia, y la mayoría de ministerios y altos cargos fueron ocupados por católicos y monárquicos. FET y de las JONS pasó a llamarse Movimiento Nacional y el sistema político se definió como una democracia orgánica, aunque en realidad se mantuvo la dictadura.
El nuevo ambiente político contribuyó a que se organizasen las primeras actuaciones de la oposición. En 1956 hubo disturbios en la Universidad de Madrid y huelgas obreras en Asturias y Cataluña.
En los años cincuenta, se inició un ligero crecimiento económico que permitió suprimir el racionamiento. A pesar de esto, España siguió siendo uno de los países menos desarrollados de Europa.
Al final de la década de 1950 llegaron al Gobierno personas vinculadas al grupo católico Opus Dei, que aplicaron criterios técnicos para desarrollar la economía española, por lo que se los conoce como tecnócratas. En 1959 se promulgó el plan de estabilización, un decreto ley que recogió diversas medidas:
  • Se eliminaron las ventajas fiscales a las empresas públicas y se redujo el gasto público.
  • Se devaluó la moneda (la peseta) para estimular las inversiones extranjeras y el comercio.

De este modo, se abandonó la autarquía y la economía española se aproximó al sistema capitalista.

Los cambios de los años setenta.

Entre 1960 y 1973 se produjo un notable desarrollo económico cuyo fundamentos fueron los siguientes:
  • -       El crecimiento de la industria y la expansión de los servicios. Destacó el turismo, que se convirtió en una de las principales actividades económicas del país.
  • -        La modernización de la agricultura gracias a la mecanización, que permitió aumentar la producción y reducir la mano de obra.
  • -        Las elevadas inversiones extranjeras, atraídas por los bajos salarios y los reducidos impuestos.
  • -         Las divisas (moneda extranjera) procedentes del turismo y de los envíos de los emigrantes.

No obstante, el crecimiento económico no afectó por igual a toda España. Para resolver esta situación, desde 1964 se aplicaron los Planes de Desarrollo.
Su objetivo era potenciar la producción industrial y lograr una distribución equilibrada de la renta. Sin embargo, las actividades productivas más dinámicas se concentraron en el litoral mediterráneo, el País Vasco y Madrid.
El desarrollo económico contribuyó al crecimiento de la población, posible gracias a una natalidad elevada (en torno al 20‰ en la década de 1960) y una mortalidad en descenso (en torno al 8´5‰).
Las transformaciones en el campo provocaron un intenso éxodo rural. Muchos agricultores emigraron a la ciudad para trabajar en la industria y los servicios. España se convirtió así en un país urbanizado. Pero las ciudades, que crecieron muy rápidamente, carecían de viviendas y servicios suficientes para una población en aumento. Por ello, los barrios de chabolas en las afueras de las grandes ciudades se multiplicaron.
La economía española no pudo satisfacer la demanda de empleo de la creciente población y muchas personas se vieron obligadas a emigrar a otros países, sobre todo, a Suiza, Alemania y Francia.
Los cambios económicos y la llegada de turistas extranjeros contribuyeron a los cambios sociales del periodo: crecimiento de la clase media, mayor incorporación de la mujer al mundo laboral, menor influencia de la Iglesia en la vida cotidiana, etc.

En el terreno político, se produjo un cierto aperturismo desde 1962, propiciado por la elección de ministros con ideas más moderadas. Se aprobaron la Ley sobre Bases de la Seguridad Social (1963) y la Ley de Prensa e Imprenta (1966), que redujo la censura. En 1969, Franco designó a Juan Carlos de Borbón como su sucesor a título de rey. 

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