Nota: 5
OBJETIVO: Comprender, a través de los elementos que configurabas el
proyecto racial nazi, su dimensión imperialista, así como el modo en que fue
interiorizado por la población.
Las teorías que postulaban la higiene racial tenían buena aceptación en
Europa desde finales del siglo XIX. Intentaban dotar de contenido científico a
las posiciones que defendían la desigualdad entre los seres humanos.
El proyecto racial nazi se inspiró en esas ideas para defender la necesidad
de preservar la pureza de los arios, una raza superior que necesitaba dotarse,
como nación, de un espacio vital, indispensable para progresar. A partir de
esos principios, los nazis desarrolaron un proyecto racial e imperial con dos
ejes esenciales:
·
Exclusión dentro
de la sociedad aria de los discapacitados y de los que no se identificasen con
la comunidad del pueblo dirigido por Hitler (socialistas, comunistas,
homosexuales…), considerados seres asociales. La raza se convertía en un
concepto cultural que los excluía.
·
Identificación
de determinados grupos étnicos como enemigos a los que hacía que exterminar:
los judíos y los gitanos eran razas inferiores, y los eslavos, portadores de
bolchevismo.
Esta política tuvo su cénit en la persecución de los judíos. En abril de
1933 se declaró en todas las ciudades un boicot contra los comerciantes judíos.
En 1935 se promulgaron las Leyes de Núremberg, que degradaron oficialmente
a los judíos alemanes a la categoría de ciudadanos de segunda clase.
El 9 de noviembre de 1938 tuvo lugar la llamada Noche de los cristales
rotos, que presagío la Shoá, el futuro holocausto y exterminio judío en Europa.
EL ADOCTRINAMIENTO DE LAS MASAS
Para el Estado nazi, la sociedad alemana debía tener una absoluta unidad
ideológica. Se creó el Ministerio de Cultura y Propagando, que fue confiado a
Goebbles, para garantizar la conformación de una cultura y un pensamiento
basados en las ideas racistas y nacionalistas.
La intensa propaganda y el encuadramiento de la población en organizaciones
nazis produjo una adhesión de la población atraída por el proyecto de Hitler,
que exaltaba elementos como la grandeza de Alemania, el orgullo de la raza y un
futuro de progreso.
Miembros de la Juventudes Hitleriana quemando libros en Berlín. El futuro
de Reich dependía de la adhesión de la juventud a las ideas nazis.
LA LEGISLACIÓN RACIAL
1933: Boicot a los negocios judíos, a los médicos y abogados.
Ley para la prevención de
nacimientos con taras hereditarias.
1934: Esterilización y castración de gitanos.
1935: Leyes de Núremberg.
1937: Internamiento de homosexuales en campos de concentración.
1938: Semana de la “limpieza gitana” (12-18junio)
Deportación de unos 17000
judíos polacos a la frontera oriental de Alemania.
Obligatoriedad para los
judíos de llevar en un lugar visible la estrella amarilla de David ((1 de septiembre).
Noche de los cristales rotos
(9-10 noviembre): ataques a establecimientos judíos.
1938/39: Programa secreto de liquidación de niños mal formados y después de
adultos.
Cartel de propaganda antisemita que representa a un judío como un ávaro y
un bolchevique (1933).
ELIMINACIÓN DE LOS DESIDENTES
Todo aquel que no aceptase el proyecto nacional y racial nacionalsocialista
era considerado enemigo del pueblo, del Impero y del Führer. Así, centenares de
miles de personas que por sus ideas, como los socialistas o comunistas
(bolcheviques), por sus creencias religiosas, por su origen étnico, o por sus
principios étnicos, se oponían al nuevo régimen político, pasaron a ser
detenidas, encarceladas y, en ocasiones, asesinadas.
Presos políticos en el campo de concentración de Dachau, abierto para
encerrar a la disidencia.
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