sábado, 28 de abril de 2018

5.- LOS IMPERIOS MULTIÉTNICOS

Hay cinco faltas de ortografía
Falta un mapa de político de la península de los Balcanes
Nota: 4


     Durante el siglo XIX perduraron en Europa tres extensos imperios multiétnicos en los que el liberalismo apenas tenía implantación y dónde pervivían las estructuras sociales y económicas tradicionales.

               *Iglesia ortodoxa:
                Comunidad cristiana  disgregada de la Iglesia Católica tras el Cisma de Oriente,  en el año 1054. En Rusia la Iglesia Ortodoxa tiene autonomía desde 1498 y depende del patriarca de Moscú.


              *Revolución decembrista:
               Revuelta de carácter liberal protagonizada por oficiales del Ejército ruso en 1825 contra el  nombramiento de Nicolás I.

              5.1.-La monarquía dual austriaca:

              Bajo la dinastía de los Habsburgo, el Imperio austriaco había sido el exponente máximo del absolutismo de la Europa de la restauración y el Congreso de Viena, y pese a su derrota en  Sadowa controlaba gran parte de Europa Central.

              Desde el punto de vista social, la minoría austriaca dominaba un conjunto de pueblos centroeuropeos (chicos, eslovacos coma húngaros, eslovenos, etc.) cuyo descontento aumentó a medida que se divulgó el ideario nacionalista.


              Tras la guerra contra Prusia,  el emperador Francisco José I tuvo que reconocer los derechos nacionales húngaro, y en 1867 el imperio se convirtió en una monarquía dual como Imperio austro-húngaro:  el emperador de Austria sería rey de Hungría, que además vio reconocida cierta autonomía política.

5.2.-La Rusia zarista


              Durante el siglo XIX,  el Imperio ruso se regía aún por un modelo autocrático que descansaba en el poder absoluto de los zares de la dinastía Romanov y que estaba respaldado por la burocracia del Estado, el Ejército y la Iglesia ortodoxa. Desde un punto de vista social y económico, Rusia era un estado atrasado y rural en el que pervivía la servidumbre campesina.

              Rusia había alcanzado su máxima extensión durante el reinado de Catalina la Grande y Alejandro I. Este último la convirtió en una de las grandes potencias de Europa tras la victoria sobre Napoleón. Así, en el siglo XIX  el Imperio ruso se extendía desde Polonia hasta el océano Pacífico. En 1825 fue sucedido por su hermano, Nicolás I. Su reinado se vio influido por la revuelta decembrista, lo que le inclinó hacia sus políticas más autocráticas.


              En 1855 fue sustituido por Alejandro II, que introdujo algunas reformas. La más destacada fue la abolición del régimen señorial en el año 1861. Además, reformó el sistema judicial y creó asambleas locales (zemstvos).  Estas transformaciones trajeron cierta modernización económica e industrial en zonas muy localizadas, pero no acabaron con el descontento social. Finalmente, en 1881 el zar fue asesinado por miembro del grupo Voluntad del Pueblo.

              Alejandro III sucedió a su padre y llevó a cabo un giro conservador que pasó por la represión de cualquier movimiento reformista o nacionalista.

5.3.-El Imperio otomano

              El Imperio otomano se extendía por gran parte del Mediterráneo oriental y los Balcanes. A mediados del siglo XIX daba muestras de una creciente debilidad como consecuencia su profunda crisis económica e institucional. El nacionalismo de la época era un foco de constantes conflictos en un territorio de gran complejidad étnica y religiosa.
              Desde 1839, los sultanes iniciaron un tímido proceso de modernización de la Administración y el Ejército llamado Tanzimat. En 1876, la presión ejercida por el movimiento nacionalista de los Jóvenes Otomanos dio lugar a la aprobación temporal de una Constitución que instauró una monarquía parlamentaria en la que el sultán se reservaba un férreo control.
              
5.4.-La cuestión de Oriente

              Así se conoce al conflicto internacional originado por el choque de intereses entre los tres imperios multiétnicos por el control de los Balcanes y del Mediterráneo oriental. En su origen se halla la debilidad del Imperio otomano, que había dominado históricamente la zona, y en las aspiraciones rusas y austriacas de aprovechar esa circunstancia para extender su influencia y ganar territorios en la región.
              La rivalidad aumentó por la intervención de Reino Unido y Francia, que intentaban reducir la presencia rusa y austriaca, sobre todo alrededor del estrecho del Bósforo y el de los Dardalenos, que comunican los mares Negro y Mediterráneo.
              En el año 1853, el conflicto provocó el estallido de la guerra de Crimea, que ponía fin al sistema de diplomacia del Congreso de Viena. La guerra se declaró debido a la ocupación rusa de los principados turcos de Moldavia y Valaquia. Francia, Reino Unido y el Piamonte intervinieron en apoyo de los turcos, y Rusia tuvo que firmar la Paz de París (1856) por la que renunciaba a los territorios ocupados.
              Entre los años 1877 y 1878, una nueva guerra enfrentó a turcos y rusos por el apoyo de Rusia a las sublevaciones en Bosnia y Bulgaria. De nuevo los británicos apoyaron a los turcos y forzaron a Rusia a firmar el Tratado de Berlín (1878), que reconocía la independencia de Serbia, Montenegro y Rumanía y cedía al Imperio austrohúngaro la administración de Bosnia-Herzegovina. Además, desde 1882 Reino Unido pudo establecerse en Egipto.


Procesión de Pascua en la región de Kursk (1883).













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